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La prioridad ambiental para los ciudadanos de la Ciudad de Guatemala es el agua, ya que cada vez más somos testigos de la escasez de este líquido vital y de los serios problemas que representa para la vida. El problema del agua es sumamente complejo y necesita de una solución compleja.

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Según la Carta Encíclica Laudato SI “El agua potable y limpia representa una cuestión de primera importancia, porque es in- dispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestres y acuáticos. Las fuentes de agua dulce abastecen a sectores sanitarios, agropecuarios e industriales. La provisión de agua permaneció relativamente constante durante mucho tiempo, pero ahora en muchos lugares la demanda supera a la oferta sostenible, con graves consecuencias a corto y largo término. Grandes ciudades que dependen de un importante nivel de almacenamiento de agua sufren períodos de disminución del recurso, que en los momentos críticos no se administra siempre con una adecuada gobernanza y con imparcialidad”[7].

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Un problema particularmente serio es el de la calidad del agua disponible, que provoca muchas muertes todos los días. Son frecuentes enfermedades relacionadas con el agua, incluidas las causadas por microorganismos y por sustancias químicas. Las enfermedades gastrointestinales que se relacionan con servicios higiénicos y provisión de agua inadecuados son un factor significativo de sufrimiento y de mortalidad infantil. Las aguas subterráneas en muchos lugares están amenazadas por la contaminación que producen algunas actividades extractivas, agrícolas e industriales, sobre todo en países donde no hay una reglamentación y controles suficientes. No pensemos solamente en los vertidos de las fábricas. Los detergentes y productos químicos que utiliza la población en muchos lugares del mundo siguen derramándose en ríos, lagos y mares.

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En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos.

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Sin embargo, tenemos que tomar en cuenta que casi todas las corrientes de agua que pasan por la Ciudad de Guatemala se usan como basureros o como desagües. Cualquier quebrada del país está llena de bolsas, empaques, botellas plásticas, todo tirado, esperando que llueva y eso se lo lleve el río para que termine en el mar o quede por el camino, depositado en alguna comunidad.

Por su parte, la Ciudad de Guatemala está en constante creciendo, por lo que, la mancha de cemento y asfalto impermeabiliza la tierra y no permite la adecuada filtración del agua. Por ello, los pozos no garantizan que se pueda almacenar agua para todo el año, y provoca la escasez que vivimos en muchas zonas.

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Entre las principales fuentes de agua de la municipalidad actualmente están el de agua de superficie y la generación de agua en pozos de agua públicos y privados, esta política tiene graves repercusiones en el largo plazo, ya que simplemente no se hace nada por mejorar la captura y cosecha de agua para realimentar los mantos freáticos que nutren los pozos sino simplemente se sobreexplota los pozos. En conclusión, se está condenando a las generaciones presentes y futuras a escasez de agua constante y a elevar el costo del servicio.

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Fuentes de Agua en la Ciudad de Guatemala, datos del 2004

Para la restauración del recurso natural más preciado necesitamos una gestión integral e intermunicipal en todo el ciclo del agua, que va desde regenerar las fuentes de agua de todo el Departamento, esto incluye la protección de los ecosistemas naturales, hacer una mejor y más equitativa distribución, evitar las perdidas, dar el tratamiento adecuado a todas las aguas residuales, y, por último, un nuevo modelo de gestión de los desechos sólidos que evite la contaminación del agua.

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Como apuesta de este Nuestra Administración Municipal promoveremos “Un modelo de gestión integral del agua y los desechos en el Departamento de Guatemala” con las siguientes acciones estratégicas:

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[7]Carta Encíclica Laudato Si, Papa Francisco (2015). Primera Edición. Editorial Kyrios.

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